En Palazzuolo, en la Toscana, san Walfrido, abad, que después de haber tenido cinco hijos, decidió, junto con su esposa, abrazar la vida monástica.
Nació en Pisa, pertenecía a la noble familia de la Gherardesca, que gobernó Pisa en los siglos XII - XIII y cuyo primer mandatario de la ciudad fue Ugolino della Gherardesca (M.1289), cuya triste vida fue narrada por Dante en la "Divina Comedia".
Hombre virtuoso, Valfredo se casó y tuvo cinco hijos que educó cristianamente; después de un acuerdo con su esposa, se retiró a Monteverdi en la provincia de Pisa, junto a dos compañeros: Forte, noble de Córcega y Guidoaldo de Lucca, su pariente, casado y con un hijo. Llevaron juntos vida eremítica atrayendo con su fama de austeridad a otros discípulos. En julio del 754, erigieron, con el permiso del obispo de Pisa, el monasterio de San Pedro de Palazzuolo, poniéndolo bajo la Regla de san Benito; lo dotó de bienes materiales, sustrayéndolo de toda injerencia externa; todo está documentado con Actas en copias del siglo XI.
Valfredo será el primer abad y sus cuatro hijos lo siguieron como monjes. Recibió la Regla y el ejemplo de la vida monástica de Magno, monje venido del célebre monasterio benedictino de San Vicente en Volturno. Fundaron otro monasterio, no muy lejano de Palazzuolo, para sus mujeres que deseaban también la vida monástica.
El hijo de Valfredo, Ginfrido, ordenado sacerdote, tuvo una crisis espiritual por lo que dejó el monasterio. Su padre y abad, enfadado, le amenazó con un castigo y el fugitivo, no se sabe cómo, perdió una falange del dedo. Ginfrido, golpeado por este hecho, regresó convertido a la vida monástica, recibiendo por sus méritos sucesivos, suceder a su padre como abad, cuando éste murió.
Los milagros y prodigios producidos sobre su tumba y el ejemplo de su virtud, hicieron que pronto se difundiera un culto entre sus monjes que se difundió en toda la región. Culto que después fue confirmado el 12 de septiembre de 1861 por el papa Pío IX.
Nació en Pisa, pertenecía a la noble familia de la Gherardesca, que gobernó Pisa en los siglos XII - XIII y cuyo primer mandatario de la ciudad fue Ugolino della Gherardesca (M.1289), cuya triste vida fue narrada por Dante en la "Divina Comedia".
Hombre virtuoso, Valfredo se casó y tuvo cinco hijos que educó cristianamente; después de un acuerdo con su esposa, se retiró a Monteverdi en la provincia de Pisa, junto a dos compañeros: Forte, noble de Córcega y Guidoaldo de Lucca, su pariente, casado y con un hijo. Llevaron juntos vida eremítica atrayendo con su fama de austeridad a otros discípulos. En julio del 754, erigieron, con el permiso del obispo de Pisa, el monasterio de San Pedro de Palazzuolo, poniéndolo bajo la Regla de san Benito; lo dotó de bienes materiales, sustrayéndolo de toda injerencia externa; todo está documentado con Actas en copias del siglo XI.
Valfredo será el primer abad y sus cuatro hijos lo siguieron como monjes. Recibió la Regla y el ejemplo de la vida monástica de Magno, monje venido del célebre monasterio benedictino de San Vicente en Volturno. Fundaron otro monasterio, no muy lejano de Palazzuolo, para sus mujeres que deseaban también la vida monástica.
El hijo de Valfredo, Ginfrido, ordenado sacerdote, tuvo una crisis espiritual por lo que dejó el monasterio. Su padre y abad, enfadado, le amenazó con un castigo y el fugitivo, no se sabe cómo, perdió una falange del dedo. Ginfrido, golpeado por este hecho, regresó convertido a la vida monástica, recibiendo por sus méritos sucesivos, suceder a su padre como abad, cuando éste murió.
Los milagros y prodigios producidos sobre su tumba y el ejemplo de su virtud, hicieron que pronto se difundiera un culto entre sus monjes que se difundió en toda la región. Culto que después fue confirmado el 12 de septiembre de 1861 por el papa Pío IX.
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