lunes, 28 de junio de 2021

Lecturas

 



Los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia Sodoma. Abrahán los acompañaba para despedirlos.
El Señor pensó: «¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, y en él se bendecirán todos los pueblos de la tierra. Lo he escogido para que mande a sus hijos, a su casa y a sus sucesores que guarden el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido». El Señor dijo: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré».
Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientras Abrahán seguía en pie ante el Señor.
Abrahán se acercó y le dijo: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?». El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».
Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».
Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco».
Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta».
Le respondió: «En atención a los cuarenta, no lo haré».
Abrahán siguió hablando: «Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta? ». Él respondió: «No lo haré, si encuentro allí treinta».
Insistió Abrahán: «Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte? ». Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré».
Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez? » Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré».
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su lugar.


En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó: «Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».

Palabra del Señor.

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