lunes, 27 de junio de 2016

Lecturas


Esto dice el Señor:
«Por tres crímenes de Israel, y por cuarto no revocaré mi sentencia: por haber vendido al inocente por dinero y al necesitado por un par de sandalias; pisoteando en el polvo de la tierra la cabeza de los pobres, tuercen el proceso de los débiles; porque padre e hijo se llegan juntos a una misma muchacha, profanando así mi santo nombre; sobre ropas tomadas en prenda se echan junto a cualquier altar, beben en el templo de su Dios el vino de las multas.
Yo había exterminado a los amorreos delante de Israel, altos como cedros, fuertes como encinas; destruí su fruto por arriba, sus raíces por abajo.
Yo os había sacado de Egipto y conducido por el desierto cuarenta años hasta ocupar la tierra del amorreo.
Pues bien yo hundiré el suelo bajo vosotros como lo hunde una carreta cargada de gavillas.
El más veloz no podrá huir, ni el más fuerte valerse de su fuerza, ni el guerrero salvar su propia vida.
El arquero no resistirá, ni el de pies ligeros podrá salvarse, ni el jinete salvará su vida.
El más intrépido entre los guerreros huirá desnudo aquel día.» - oráculo del Señor -.

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla. 
Se le acercó un escriba y le dijo:
-«Maestro, te seguiré adonde vayas»
Jesús le respondió:
-«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulos, le dijo:
-«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó:
-«Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos».

Palabra del Señor.

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