jueves, 10 de octubre de 2013

Lecturas


«Vuestros discursos son arrogantes contra mí -oráculo del Señor- Vosotros objetáis: “¿Cómo es que hablamos arrogantemente?”
Porque decís: “No vale la pena servir al Señor; ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos?; ¿para qué andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario: nos parecen dichosos los malvados; a los impíos les va bien; tientan a Dios, y quedan impunes.”
Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí: “El Señor atendió y los escuchó.”
Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que honran su nombre.
Me pertenecen - dice el Señor de los ejércitos - como bien propio, el día que yo preparo.
Me compadeceré de ellos, como un padre se compadece del hijo que lo sirve.
Entonces veréis la diferencia entre justos e impíos, entre los que sirven a Dios y los que no lo sirven.
Porque mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir - dice el Señor de los ejércitos -, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.»

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos:
-«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.”
Y, desde dentro, el otro le responde:
“No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos.”
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden? »

Palabra del Señor.

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