sábado, 29 de septiembre de 2012

lecturas



Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.


En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. »
Natanael le contesta: -« ¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: -« ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: -«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor.

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