jueves, 7 de abril de 2011

1ª Estación VIA CRUCIS-2011


La Cuaresma es un camino de santidad que nos lleva a la Pascua. Jesús es nuestro compañero de viaje, el que nos señala el horizonte a seguir a través de las Sagradas Escrituras y con el modelo de su propia vida, entregada para la salvación de toda la Humanidad.

El ejercicio del Vía Crucis nos adentra en el sustrato religioso que anida oculto en el corazón de todo hombre y mujer, y que despierta cuando los fracasos, la soberbia herida y la propia impotencia dejan paso al protagonismo de Dios, que endereza nuestro rumbo torcido si nos dejamos interpelar por Él.

Vivamos este Vía Crucis de dolor y esperanza concentrándonos brevemente en el misterio del sufrimiento.



Quitar la vida a una persona como Jesús, que se entrega por entero al servicio del bien, sólo puede ser fruto de la maldad y de los intereses creados. Para ello utilizan testigos falsos y jueces comprados. Deshacerse del contrario, porque estorba o denuncia injusticias, es práctica habitual entre malvados y opresores.

¡Cuántos inocentes son condenados así! ¡Cuántos pueblos crucificados por la tiranía de los explotadores! ¡Cuántos niños arrancados violentamente del útero materno por el sólo delito de no ser deseados! En España hubo más de 100.000 abortos en el 2.010, aunque se camuflen bajo el eufemismo de “interrupción voluntaria del embarazo”.

Pero el mundo es también un gigantesco semillero de gente condenada por la explotación económica, corporal, sexual y social. Contigo van, Señor, por el camino todos los condenados de la Tierra.

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