Jacob echó la zancadilla a su hermano y le quitó su bendición
Cuando Isaac: se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor: -«Hijo mío.» Contestó: -«Aquí estoy.» Él le dijo: -«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir.» Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo. Salió Esaú al campo a cazar para su padre. Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello. Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.
Él entró en la habitación de su padre y dijo: -«Padre.» Respondió Isaac: -«Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?» Respondió Jacob a su padre: -«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás tú. » Isaac dijo a su hijo: -« ¡Qué prisa te has dado para encontrarla!» Él respondió: -«El Señor, tu Dios, me la puso al alcance.» Isaac dijo a Jacob: -«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no.» Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo: -«La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú.» Y no lo reconoció, porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú. Y lo bendijo. Le volvió a preguntar: -« ¿Eres tú mi hijo Esaú?» Respondió Jacob: -«Yo soy.» Isaac dijo: -«Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo.» Se la sirvió, y él comió. Le trajo vino, y bebió. Isaac le dijo: -«Acércate y bésame, hijo mío.» Se acercó y lo besó.¿Es que pueden guardar luto, mientras el novio está con ellos?
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: -« ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: -« ¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»
Palabra del Señor.
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