domingo, 5 de abril de 2009

Homilía - 05/04/2009, Domingo de Ramos. Comienza la Semana Santa

HOMILÍA
05/04/2009, Domingo de Ramos. Comienza la Semana Santa Ciclo B
Realizada por: P. Luis Carlos Aparicio Mesones s.m.

DOMINGO DE RAMOS

“JESÚS CALLABA”

Los días de Semana Santa son especiales para hacer una meditación seria y reposada de los acontecimientos, que se sucedieron durante los últimos días de lla vida terrena de Jesús.

Las celebraciones litúrgicas, ricas en contenido, nos ayudarán a contemplar el misterio de la muerte y resurrección de Jesús con una visión de amor y gratitud.

El JUEVES SANTO
Celebraremos la Cena del Señor, la institución del sacerdocio y el lavatorio de los pies. Es la jornada del Amor Fraterno.






EL VIERNES SANTO
Celebraremos la Muerte del Señor y meditamos sobre la soledad, el abandono, el aparente fracaso, reflejados en el misterio de la cruz.






EL SABADO SANTO
Celebraremos el triunfo del Señor sobre la muerte y el gozo de la Resurrección.


Estos tres días, que constituyen EL TRIDUO SACRO, hemos de vivirlos en un orden armónico, como un camino que necesariamente hemos de recorrer.

En España abundan las representaciones escénicas de la Pasión, los sermones, las procesiones, que, en su momento, eran verdaderas catequesis cristianas visuales, como lo eran igualmente los retablos y las obras de arte que embellecen nuestros templos.

El turismo ha ido progresivamente adulterando estas manifestaciones populares de una fe sencilla y fuerte, para dar paso al folklore y al consumismo.

Es inevitable que en los tiempos modernos se mezclen intereses bastardos y comerciantes sin escrúpulos, que se aprovechan de los sentimientos religiosos de la gente. Sucede en Lourdes, en Fátima, en Roma y en cualquier centro importante de peregrinaciones que aglutine la devoción de los creyentes. Pero, también es verdad que muchos cristianos, e incluso no cristianos, viven con auténtico fervor y en silencio respetuoso todas estas manifestaciones. Lo he podido contemplar muy de cerca en Valladolid, y he quedado impresionado.

Hoy, concretamente, la liturgia nos invita a centrarnos en la lectura de la Pasión, proclamada por tres lectores: un narrador, el que hace de plebe y el que hace de Jesús.

Nos sorprende en esta lectura el silencio de Jesús ante las acusaciones que profieren contra él. No tiene ya nada qué decir. Su vida habla por él. Su silencio es más expresivo que miles de palabras. “No hizo alarde- como escribe San Pablo a los Filipenses, de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Su silencio evoca a la profecía de Isaías. “como cordero degollado, enmudecía y no abría la boca” (Is.52,7).

Ha hablado la divinidad y la humanidad, y no hay nada tan humano como el abatimiento, la debilidad y la muerte; esa última experiencia, la definitiva, que define las experiencias de toda una vida y del amor de Dios, reflejado en ella.

Decía Bonhöffer.”Solo un Dios que sufre puede salvarnos”.

El centurión romano debía sentir lo mismo. ¡Ojalá lo sintamos también nosotros ante este Cristo muerto en el silencio y podamos decir:” realmente este hombre era Hijo de Dios!”.

Que tengáis feliz día del Señor y hasta el próximo Domingo HERMANOS.

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