domingo, 1 de marzo de 2009

Homilía - Domingo 1ª Semana de Cuaresma

HOMILÍA
01/03/2009, Domingo de la 1ª semana de Cuaresma
Realizada por: P. Luis Carlos Aparicio Mesones s.m.

Las tentaciones de Jesús no son ajenas a la realidad de los hombres y mujeres de todos los tiempos, que sufrimos permanentemente el acoso de las fuerzas del mal.
Las lecturas de este Domingo nos recuerdan que, a pesar de las apariencias, el bien termina triunfando sobre el mal... Jesús mismo nos da el ejemplo.

El mismo experimenta las tres grandes tentaciones que acompañan nuestro peregrinar por la vida terrena: DINERO, PODER - GLORIA y SEGURIDAD. Marcos, en el evangelio de hoy, es breve y escueto. Mateo y Lucas las reflejan claramente. Nos atenemos a estas últimas.

DINERO:

“Di que estas piedras se conviertan en pan”

El dinero fácil, la explotación con fines lucrativos, la acumulación de riquezas, el despilfarro de la abundancia, convertir todo en materia, disfrutar de la inmediatez del placer, consumir alcohol, drogas, sexo a la carta... forma parte de esta tentación.

Hay un hambre física de alimentos, que debe satisfacerse por el correcto uso de los bienes materiales. Desgraciadamente no suele ser así, porque la codicia de unos pocos acapara lo que corresponde a todos. De esta manera, constatamos un mundo de desigualdades hirientes y de millones de personas que mueren de hambre.

Existe otra hambre, el hambre espiritual, que se sacia con el alimento de la palabra y la llamada al amor, que es justicia, paz, libertad, concordia... Los hombres no terminamos de comprender este mensaje, nacido de la boca de Jesús: “no sólo de pan vive el hombre...”; seguimos llenando nuestras despensas de manjares que no llenan. ¡Hasta cuando!

EL PODER Y LA GLORIA:
“Si eres Hijo de Dios tírate de aquí abajo”
“Te daré todos los reino del mundo se te postras delante de mí y me adoras”

No es sólo la gran tentación de los políticos; lo es también de todos, porque nos agrada dar órdenes, disponer de servidores, ser admirados por nuestra condición física, intelectual o por nuestras habilidades y aptitudes.

Para ello cuidamos nuestra imagen, modulamos nuestros gestos, camuflamos nuestras esporádicas salidas de tono, con el fin de quedar bien y ser favorablemente considerados.

El estar arriba, el miedo a fracasar, a ser perdedor (a), condiciona nuestro desarrollo como personas y nos impide a menudo ser auténticos y libres.

No es malo intentar ser vencedor cuando se hace por afán de superación y con miras positivas hacia la familia y la sociedad. Sucede así en quienes preparan carreras por vocación, en deportistas que compiten en buena lid, no para humillar al adversario, sino para batir su propia marca personal.

Ninguna tentación es mala en sí misma. Lo es cuando los actos que se derivan de esa tentación se apartan de la rectitud y pervierten nuestro ideal

LA SEGURIDAD

Aspiramos a seguridades materiales y espirituales, abundar en comodidad, disfrutar de buena salud, poseer un refugio cómodo, perpetuar el amor de los nuestros, mantener estable la relación de pareja, empleo fijo y, sobre todo, el AMOR.
Anhelamos que alguien nos proteja, nos mime, nos acompañe, nos quiera y que nos garantice la vida eterna.

Sabemos que en esta vida no es así; que los condicionamientos son cambiantes; que no hay amor sin heridas, ni gloria sin sufrimientos y cruz.
Nos movemos dentro de inseguridades. Nuestra única seguridad a nivel físico es la muerte y para el creyente, espiritualmente hablando, la vida eterna.

El Tabor y Getsemaní, dos momentos claves en la vida de Jesús, nos recuerdan esta gran verdad evangélica de la gloria a través del sufrimiento.

¡Ojala! sepamos comprenderlo mejor durante esta Cuaresma con prácticas piadosas y saludables: oración, penitencia, ayuno, limosna...

Pedimos a Dios que no nos deje caer en la tentación y permanezcamos, como Jesús, fieles a nuestra misión y coherentes con nuestros nobles ideales.

Que tengáis feliz día del Señor y hasta el próximo Domingo HERMANOS.

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