EL VASO DE LECHE
Aquí se cuenta una historia de bondad, del Dr.Howard Kelly
Aquí se cuenta una historia de bondad, del Dr.Howard Kelly
Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela, encontró que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía hambre. Decidió que pediría comida en la próxima casa.
Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.
Ella pensó que él joven parecía hambriento así que le trajo un gran vaso de leche.
Él lo bebió despacio, y entonces le preguntó, "¿Cuánto le debo?” No me debes nada," contestó Ella. "Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad". Él dijo ... "Entonces, te lo agradezco de todo corazón."
Cuando Howard Kelly se fue de la casa, no sólo se sintió físicamente más fuerte, si no que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte. Él había estado listo rendirse y dejar todo.
Años después esa joven mujer enfermó gravemente.
Los doctores locales estaban confundidos. Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a especialistas para estudiar su rara enfermedad. Se llamó al Dr. Howard Kelly para consultarle.
Cuando oyó el nombre del pueblo de donde ella vino, una extraña luz llenó sus ojos. Inmediatamente subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla. La reconoció en seguida.
Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor para salvar su vida.
Desde ese día prestó atención especial al caso. Después de una larga lucha, ganó la batalla.
El Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. Él la reviso y entonces escribió algo en el borde y le envió la factura al cuarto de la paciente.
Ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos. Finalmente la abrió, y algo llamo su atención en el borde de la factura.
Leyó estas palabras... "Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche - (firmado) Dr. Howard Kelly".
Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: "Gracias, Dios por que Tu amor se ha manifestado en las manos y los corazones humanos."
BIOGRAFIA del DR. HOWARD KELLY
KELLY, EL CIRUJANO GINECOLÓGICO
De ascendencia irlandesa y perteneciente a una familia de profundas convicciones religiosas.
Leía la Biblia a diario. Cuando llegó a su mayoría de edad, su madre le obsequió una bella edición de ésta que ocupaba el lugar más importante de su nutrida biblioteca.
Nació en Camden, Nueva Jersey, en febrero de 1858 y fue el último de los cuatro fundadores de Johns Hopkins en ser requerido para iniciar las labores asistenciales y académicas del nuevo hospital.
Durante sus estudios de primaria en la Universidad de Pensilvania, se destacaba por su gran afición a las ciencias naturales y al estudio de los idiomas, francés, italiano, español y latín.
Igualmente se distinguió por la gran dedicación al piano. Inició muy joven sus estudios de medicina en 1877, también en la Universidad de Pensilvania, en donde el programa docente era extremadamente estricto.
La escuela contaba con excelentes instalaciones, sofisticados laboratorios de química, histología y patología, lo que permitía a los estudiantes una sólida preparación en las ciencias básicas.
Además tenía un cuerpo de profesores de la más alta calificación tales como Joseph Leidy de anatomía; Richard A. Penrose de obstetricia y enfermedades de la mujer; John Ashurs de cirugía, y William Goodel de ginecología.
Esta escuela de medicina fue la primera que se abrió en los Estados Unidos de manera formal en 1763. Le siguieron el King’s College, más tarde Universidad de Columbia en 1767, y luego Harvard en 1782. Su gran dedicación al estudio y la investigación motiva a sus compañeros de clase, en 1880, a elegirlo presidente de curso. En mayo de 1882 recibió con honores el título de médico, para iniciar su entrenamiento de post grado en el Hospital de Kensington, cerca de Filadelfia, en donde se aficionó a la ginecología médica y quirúrgica, así como a la carrera docente que lo llevó a alcanzar el título de: Profesor de la Universidad de Pensilvania.
Por la época se practicaban muchas intervenciones quirúrgicas en las residencias de los pacientes, en donde se habilitaban los quirófanos en el comedor que era desinfectado días antes con aerosoles de ácido carbólico.
Los historiadores señalan que Kelly practicaba intervenciones en estos lugares en los que trabajaba con Mrs. Hellen Wood, una enfermera a quien había entrenado como su asistente (instrumentadora).
En 1833, en Kensington, funda el Hospital Kelly para Mujeres, uno de los primeros en los Estados Unidos dedicados únicamente a la obstetricia y enfermedades de la mujer, que años después fue incorporado al Hospital de Kensington para mujeres.
A sus ochenta años, por obvias razones, dejó la cirugía, pero continuó siendo un ginecólogo médico importante.
Presentaba frecuentes episodios de infecciones respiratorias y al iniciar el año 1943cuando contaba con ochenta y cinco años mostraba ya una notoria decadencia física.
El 12 de febrero de ese año, con los diagnósticos de uremia y neumonía, fue internado en el Hospital Unión Memorial de Baltimore, en donde falleció unas pocas horas antes que su esposa, quien se encontraba recluida en habitación contigua y muriera, posiblemente por una falla multisistémica de la edad avanzada.
Luego de una sencilla ceremonia religiosa el Dr. Kelly de Hopkins, fue sepultado junto con su esposa en el Cementerio de Wood Lawn de la misma ciudad.
En su memoria la sección de oncología ginecológica del famoso hospital se llama Kelly Oncologic Service.
Uno de sus amigos, el doctor Rudolph Matas, de Nueva Orleans, dijo a su fallecimiento: “Una vida con semejante actividad, tan vasta y fructuosa, no necesita premiarse para coronar sus logros.
El doctor Kelly ha creado su propio monumento el cual está construido sobre fundamentos que son tan indestructibles como la roca de los tiempos”.
Leía la Biblia a diario. Cuando llegó a su mayoría de edad, su madre le obsequió una bella edición de ésta que ocupaba el lugar más importante de su nutrida biblioteca.
Nació en Camden, Nueva Jersey, en febrero de 1858 y fue el último de los cuatro fundadores de Johns Hopkins en ser requerido para iniciar las labores asistenciales y académicas del nuevo hospital.
Durante sus estudios de primaria en la Universidad de Pensilvania, se destacaba por su gran afición a las ciencias naturales y al estudio de los idiomas, francés, italiano, español y latín.
Igualmente se distinguió por la gran dedicación al piano. Inició muy joven sus estudios de medicina en 1877, también en la Universidad de Pensilvania, en donde el programa docente era extremadamente estricto.
La escuela contaba con excelentes instalaciones, sofisticados laboratorios de química, histología y patología, lo que permitía a los estudiantes una sólida preparación en las ciencias básicas.
Además tenía un cuerpo de profesores de la más alta calificación tales como Joseph Leidy de anatomía; Richard A. Penrose de obstetricia y enfermedades de la mujer; John Ashurs de cirugía, y William Goodel de ginecología.
Esta escuela de medicina fue la primera que se abrió en los Estados Unidos de manera formal en 1763. Le siguieron el King’s College, más tarde Universidad de Columbia en 1767, y luego Harvard en 1782. Su gran dedicación al estudio y la investigación motiva a sus compañeros de clase, en 1880, a elegirlo presidente de curso. En mayo de 1882 recibió con honores el título de médico, para iniciar su entrenamiento de post grado en el Hospital de Kensington, cerca de Filadelfia, en donde se aficionó a la ginecología médica y quirúrgica, así como a la carrera docente que lo llevó a alcanzar el título de: Profesor de la Universidad de Pensilvania.
Por la época se practicaban muchas intervenciones quirúrgicas en las residencias de los pacientes, en donde se habilitaban los quirófanos en el comedor que era desinfectado días antes con aerosoles de ácido carbólico.
Los historiadores señalan que Kelly practicaba intervenciones en estos lugares en los que trabajaba con Mrs. Hellen Wood, una enfermera a quien había entrenado como su asistente (instrumentadora).
En 1833, en Kensington, funda el Hospital Kelly para Mujeres, uno de los primeros en los Estados Unidos dedicados únicamente a la obstetricia y enfermedades de la mujer, que años después fue incorporado al Hospital de Kensington para mujeres.
A sus ochenta años, por obvias razones, dejó la cirugía, pero continuó siendo un ginecólogo médico importante.
Presentaba frecuentes episodios de infecciones respiratorias y al iniciar el año 1943cuando contaba con ochenta y cinco años mostraba ya una notoria decadencia física.
El 12 de febrero de ese año, con los diagnósticos de uremia y neumonía, fue internado en el Hospital Unión Memorial de Baltimore, en donde falleció unas pocas horas antes que su esposa, quien se encontraba recluida en habitación contigua y muriera, posiblemente por una falla multisistémica de la edad avanzada.
Luego de una sencilla ceremonia religiosa el Dr. Kelly de Hopkins, fue sepultado junto con su esposa en el Cementerio de Wood Lawn de la misma ciudad.
En su memoria la sección de oncología ginecológica del famoso hospital se llama Kelly Oncologic Service.
Uno de sus amigos, el doctor Rudolph Matas, de Nueva Orleans, dijo a su fallecimiento: “Una vida con semejante actividad, tan vasta y fructuosa, no necesita premiarse para coronar sus logros.
El doctor Kelly ha creado su propio monumento el cual está construido sobre fundamentos que son tan indestructibles como la roca de los tiempos”.
Gracias por poner la biografía de este doctor.
ResponderEliminarLa historia acerca del vaso de leche, la escuche varias veces en radio adventista, pero no conocia los datos personales del protagonista de la historia.
Feliz semana
Un jour, un pauvre garçon qui faisait du porte-à-porte pour payer ses études, se rendit compte qu'il ne lui restait qu'une petite pièce de monnaie, et qu'il avait très faim. Il décida de demander à manger à la prochaine maison qu'il rencontrerait.
ResponderEliminarQuoi qu'il en soit, il perdit son sang froid quand une merveilleuse jeune fille vint lui ouvrir. Et au lieu de demander à manger, il demanda simplement un verre d'eau.
La jeune fille pensa qu'il avait l'air affamé et elle lui apporta un grand verre de lait. Il le prit et le but aussi lentement que possible et demanda ensuite : « Qu'est-ce que je te dois ? » « Tu ne me dois rien » répondit la jeune fille, « Maman nous a appris à ne rien accepter en retour d'un service ». Il répondit alors : « Merci de tout cœur ».
Comme Howard Kelly quittait cette maison, il se sentit plus fort physiquement, mais sa foi en Dieu et en l'homme fut également fortifiée. Il avait été tout prêt de tout laisser tomber.
Des années plus tard, cette jeune fille devint très malade. Les médecins locaux étaient déconcertés. Finalement, ils l'envoyèrent dans une grande ville pour que des spécialistes puissent étudier son cas très rare.
Le Docteur Howard Kelly fut appelé pour la consultation, et quand il entendit le nom de la ville d'où elle venait, une étrange lueur remplit ses yeux. Il se leva immédiatement, descendit du hall vers sa chambre pour la voir. Dès qu'il entra, il la reconnut tout de suite et se détermina à faire le maximum pour la sauver.
Depuis ce jour, il donnait une attention toute particulière à ce cas. Après une longue bataille, la victoire fut acquise. Le Docteur Kelly demanda au service administratif de lui communiquer la facture pour donner son accord. Il y jeta un coup d'oeil et écrivit quelque chose dans le coin supérieur et la facture fut transmise à la jeune fille. Elle avait peur de l'ouvrir car elle était sûre que cela lui prendrait le reste de sa vie pour tout rembourser.
Finalement, elle l'ouvrit et quelque chose capta son attention vers le haut de la facture. Elle pouvait y lire ces mots : « Payée entièrement avec un grand verre de lait » signé Docteur Howard Kelly.
Des larmes de joie coulèrent le long de ses joues alors qu'elle priait : « Merci mon Dieu, car ton amour se répand dans le coeur de l'homme ».