SAN PEDRO
Martirio de San Pedro
San Pedro murió crucificado. El no se consideraba digno de morir en la forma de su Señor y por eso lo crucificaron con la cabeza hacia abajo. El lugar exacto de su crucifixión fue guardado por la tradición. Muy cerca del circo de Nerón, los cristianos enterraron a San Pedro.
Las palabras de Jesús se cumplen textualmente.
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". (Mateo 16:18)
Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Esta ha sido venerada desde el siglo II. Un edículo de 160 d.C. en el cual puede leerse en griego "Pedro está aquí".
Ver Vaticano y la Basílica de San Pedro construida sobre la tumba del santo.
Se han encontrado muchos escritos en las catacumbas que unen los nombres de San Pedro y San Pablo, mostrando que la devoción popular a estos grandes Apóstoles comenzó en los primeros siglos. Pinturas muy antiguas nos describen a San Pedro como un hombre de poca estatura, energético, pelo crespo y barba. En el arte sus emblemas tradicionales son un barco, llaves y un gallo.
Los únicos escritos que poseemos de San Pedro son sus dos Epístolas en el Nuevo Testamento. Pensamos que ambas fueron dirigidas a los convertidos de Asia Menor. La Primera Epístola esta llena de admoniciones hacia la caridad, disponibilidad y humildad, y en general de los deberes en la vida de los cristianos. Al concluir, Pedro manda saludos de parte <>. Esto prueba que la Epístola fue escrita desde Roma, que en esos tiempos los judíos la llamaban "Babilonia". La Segunda Epístola trata de las falsas doctrinas, habla de la segunda venida del Señor y concluye con una bella doxología, <>
SAN PEDRO Simón, llamado por el mismo Jesús Cefas, que en latín significa "Roca". Pedro era de Betsaida en Galilea. Con este nombre Jesús le designó para que fuese el fundamento sólido de la Iglesia. De pescador que era, Jesucristo le convirtió en "pescador de hombres", dándole potestad para "atar y desatar", entregándole en sus manos "las llaves del Reino de los Cielos".
La salvación que Cristo ha traído en la tierra pasa por las manos de Pedro, y de él a sus sucesores, ya la Iglesia. Ya él por último Cristo encomendó su grey para que la apacentara. Esta función de Primado siempre ha sido pacíficamente aceptada desde la antigüedad por todos los Padres de la Iglesia, si bien no han faltado discusiones y voces contrarias. Pedro presidió ese primer Concilio en Jerusalén (año 49), escenario de un colorido intercambio de ideas con S. Pablo, en el que se proclamó que la salvación de Jesús, está destinada también a los gentiles (paganos) y no solamente a los judíos.
Las enseñanzas de Pedro, que sería la memoria que él guarda de Jesús, ha sido transmitida a través del Evangelio de S. Marcos. Se le atribuye una carta a los primeros cristianos, con la que se les exhorta a vivir una vida santa en medio de los paganos, y a seguir el ejemplo de Jesús en el sufrimiento y en las persecuciones. Se le atribuye también una segunda carta, pero casi seguramente no es suya, si bien podrían ser suyos los conceptos y las palabras. De su presencia en Roma, así como del martirio, quedan los testimonios de muchos padres: Ireneo, Clemente Alejandrino, Ignacio de Antioquía Orígenes nos revela que Pedro sufrió el martirio en tiempos de Nerón, y que fue crucificado con la cabeza mirando hacia abajo. Fue enterrado en la colina Vaticana, al Iado del circo de Calígula y Nerón, donde hoy queda emplazada la basílica a él dedicada.
En el pasado muchas veces se dudó de que ese sepulcro, sobre el que Constantino construyera la Basílica, fuera real mente el del Apóstol Pedro. Recientes estudios arqueológicos nos han demostrado, con rigor científico, una verdad en la que la Iglesia por tradición siempre ha creído es decir que Pedro descansa debajo de la Basílica Vaticana.
Sobre el lugar del martirio fue erigido por el Papa Anacleto una Memoria beati Petri, donde el Emperador Constantino hizo construir una Basílica y donde se alza hoy la Basílica de San Pedro, construida según los planos de Bramante y Miguel Ángel.
Las palabras de Jesús se cumplen textualmente.
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". (Mateo 16:18)
Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Esta ha sido venerada desde el siglo II. Un edículo de 160 d.C. en el cual puede leerse en griego "Pedro está aquí".
Ver Vaticano y la Basílica de San Pedro construida sobre la tumba del santo.
Se han encontrado muchos escritos en las catacumbas que unen los nombres de San Pedro y San Pablo, mostrando que la devoción popular a estos grandes Apóstoles comenzó en los primeros siglos. Pinturas muy antiguas nos describen a San Pedro como un hombre de poca estatura, energético, pelo crespo y barba. En el arte sus emblemas tradicionales son un barco, llaves y un gallo.
Los únicos escritos que poseemos de San Pedro son sus dos Epístolas en el Nuevo Testamento. Pensamos que ambas fueron dirigidas a los convertidos de Asia Menor. La Primera Epístola esta llena de admoniciones hacia la caridad, disponibilidad y humildad, y en general de los deberes en la vida de los cristianos. Al concluir, Pedro manda saludos de parte <
SAN PEDRO Simón, llamado por el mismo Jesús Cefas, que en latín significa "Roca". Pedro era de Betsaida en Galilea. Con este nombre Jesús le designó para que fuese el fundamento sólido de la Iglesia. De pescador que era, Jesucristo le convirtió en "pescador de hombres", dándole potestad para "atar y desatar", entregándole en sus manos "las llaves del Reino de los Cielos".
La salvación que Cristo ha traído en la tierra pasa por las manos de Pedro, y de él a sus sucesores, ya la Iglesia. Ya él por último Cristo encomendó su grey para que la apacentara. Esta función de Primado siempre ha sido pacíficamente aceptada desde la antigüedad por todos los Padres de la Iglesia, si bien no han faltado discusiones y voces contrarias. Pedro presidió ese primer Concilio en Jerusalén (año 49), escenario de un colorido intercambio de ideas con S. Pablo, en el que se proclamó que la salvación de Jesús, está destinada también a los gentiles (paganos) y no solamente a los judíos.
Las enseñanzas de Pedro, que sería la memoria que él guarda de Jesús, ha sido transmitida a través del Evangelio de S. Marcos. Se le atribuye una carta a los primeros cristianos, con la que se les exhorta a vivir una vida santa en medio de los paganos, y a seguir el ejemplo de Jesús en el sufrimiento y en las persecuciones. Se le atribuye también una segunda carta, pero casi seguramente no es suya, si bien podrían ser suyos los conceptos y las palabras. De su presencia en Roma, así como del martirio, quedan los testimonios de muchos padres: Ireneo, Clemente Alejandrino, Ignacio de Antioquía Orígenes nos revela que Pedro sufrió el martirio en tiempos de Nerón, y que fue crucificado con la cabeza mirando hacia abajo. Fue enterrado en la colina Vaticana, al Iado del circo de Calígula y Nerón, donde hoy queda emplazada la basílica a él dedicada.
En el pasado muchas veces se dudó de que ese sepulcro, sobre el que Constantino construyera la Basílica, fuera real mente el del Apóstol Pedro. Recientes estudios arqueológicos nos han demostrado, con rigor científico, una verdad en la que la Iglesia por tradición siempre ha creído es decir que Pedro descansa debajo de la Basílica Vaticana.
Sobre el lugar del martirio fue erigido por el Papa Anacleto una Memoria beati Petri, donde el Emperador Constantino hizo construir una Basílica y donde se alza hoy la Basílica de San Pedro, construida según los planos de Bramante y Miguel Ángel.
Se celebra en el SANTORAL el día 29 de JUNIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario