martes, 30 de noviembre de 2010

Meditación de ADVIENTO

BUENOS DÍAS:

Meditación de hoy MARTES 1ª semana de ADVIENTO.


Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer. Pero noté que estabas muy ocupada/o... buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme "HOLA"... pero estabas demasiado ocupada/o... Para ver si por fin me percibías, encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros... pero ni siquiera te diste cuenta de ello. Te miré mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que... estabas muy ocupada/o para decirme algo.

De regreso, ví tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara tu stress. Pensé que agradándote, te acordarías de mí. Sin embargo, enfurecido/a ofendiste mi nombre. Deseaba tanto que me hablaras... aún quedaba bastante tiempo.

Después encendiste el televisor. Esperé pacientemente mientras veías tu programa favorito, luego cenaste y nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.

Te noté cansada/o, entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por un lucero...en verdad fue hermoso, pero no estuviste interesado en verlo.
A la hora de dormir creo que ya estabas agotado/a. Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste.

Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema... porque quizás no te des cuenta que siempre estoy ahí para ti.

Tengo más paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás.

Te amo tanto que espero todos los días una oración y el paisaje que diseño cada amanecer es para ti.

Bueno... te estás levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que al menos el día de hoy me dediques sólo... un poco de tiempo.

Que tengas un buen día...

DIOS

Lecturas



La fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: "Nadie que cree en él quedará defraudado." Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues "todo el que invoca el nombre del Señor se salvará". Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: "¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!" Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: "Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?" Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: "¿Es que no lo han oído?" Todo lo contrario: "A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje."

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron

En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Meditación de ADVIENTO

BUENOS DÍAS:
Meditación de hoy LUNES 1ª semana de ADVIENTO.


Un viejo carpintero estaba listo para retirarse. Le comunicó a su jefe sus planes de dejar el trabajo en la industria de la construcción de casas y vivir una vida mas placentera con su esposa y su familia. El echaría de menos el salario que recibía pero quería retirarse.

El jefe estaba triste de ver que un buen empleado se retiraba y le pidió, como favor personal, que construyera una última casa. El carpintero dijo que sí pero con el tiempo se vio que su corazón y su esfuerzo no estaban en el trabajo. No hizo bien su labor y seleccionó materiales de baja calidad. Fue la peor casa que había construido en su vida.

Fue una manera infortunada de terminar su carrera. Cuando el carpintero terminó el trabajo y el jefe vino a inspeccionar, le abrió la puerta al carpintero, lo invitó a seguir y le dijo "Esta es tu casa, mi regalo para ti".

¡Qué lástima! ¡Qué arrepentimiento! "Si hubiera sabido que esta casa iba a ser para mí, la construyo de manera diferente" dijo el carpintero.

Ahora tenía que vivir en la casa que él mismo había construido y era un desastre.
Lo mismo sucede con nosotros. Construimos nuestra vida de una manera displicente, de una manera reactiva en lugar de positiva. Esperamos en lugar de actuar. Ponemos mucho menos de lo que tenemos en nuestros esfuerzos y vivimos en una permanente queja tratando de culpar a los demás de nuestra situación.

En cosas importantes, con la familia, amigos, el trabajo, etc., no damos lo mejor que tenemos. Entonces, con sorpresa, nos encontramos viviendo en la casa que nosotros mismos hemos construido. "Si lo hubiera sabido, habría actuado diferente" pensamos.

Piensa en ti. mismo como el carpintero. Piensa acerca de tu casa. Cada día, cuando tenga que clavar un clavo o levantar una pared, hazlo sabiamente, hazlo con amor y da lo mejor que tienes. Es la única vida que llegarás a construir. Aún si vives solo por un día más, ese día merece vivirse de una manera digna y gratificante.

"LA VIDA ES UN PROYECTO DE AUTOCONSTRUCCIÓN".

Tu vida hoy es el resultado de tus actitudes y decisiones del pasado. Tu vida mañana será el resultado de tus actitudes y decisiones de hoy.

Lecturas


El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del reino de Dios

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor." Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace." Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."

Palabra del Señor.

Lecturas


El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor." Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

Nuestra salvación está cerca

Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.

Estad en vela para estar preparados

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

Palabra del Señor.

Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.

Homilía


“DAOS CUENTA DEL MOMENTO EN QUE VIVÍS”
(Romanos 13,11)

El Adviento es un tiempo propicio para revisar nuestra vida, soñar con un futuro mejor y abrirnos a un horizonte de esperanza.

Es verdad que nos sentimos rodeados de muchos problemas.

La exhortación de San Pablo nos invita a tomar conciencia de nuestra realidad a nivel familiar, laboral y social.

Corren tiempos difíciles para la familia estructurada, la familia de siempre, que es amenazada por corrientes laicistas e ideologías destructivas que siembran dudas sobre el auténtico amor humano. Llevamos años con una filosofía hedonista que busca evadirnos de la realidad en aras de una felicidad que se escapa de las manos. El botellón, la droga y el sexo fácil y seguro entre los jóvenes, la dejación de funciones educativas en los mayores y parte de la sociedad que vive ajena a los altos ideales y a los valores que han dado soporte a la convivencia, marcan un presente sombrío.

Por otro lado, las creencias son agredidas y orquestados los ataques desde algunos medios de comunicación social afines al Gobierno.

El Papa alertaba hace unos días en Barcelona, con motivo de la consagración de la basílica de la Sagrada Familia, sobre el peligro de persecución religiosa en España. Estaba bien informado.

La reciente clausura al culto de la Basílica del Valle de los Caídos, propiciada por altas jerarquías del Estado, nos muestran bien a las claras hasta dónde puede llevar el odio anticatólico y las actitudes dictatoriales de quienes no respetan la misma Constitución.

Con el pretexto de que las piedras están enfermas, tratan de justificar una futura demolición; y no le faltan partidarios iconoclastas. Sería como volver a los tiempos anteriores a la Guerra Civil.

Debemos espabilarnos, como nos dice San Pablo, “porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer” (Romanos 13, 11).

Puede que estos ataques sirvan para despertar sentimientos religiosos dormidos y seamos capaces de defender nuestros derechos, pacíficamente, en la calle y en los altos estamentos.

La afluencia en masa de cristianos a la Eucaristía celebrada por los monjes en la explanada del Valle de los Caídos como protesta por una decisión tan arbitraria, nos muestra el camino a seguir, con dignidad, “pertrechados con las armas de la luz” (Romanos.13, 12).

Entramos, esta es mi convicción, en un proceso regenerador que traerá consigo una sociedad nueva que purificará nuestra fe y dará consistencia al tejido social actual deteriorado por el materialismo y la comodidad egoísta.

El texto esperanzador de Isaías de la primera lectura nos suena a una utopía inalcanzable. Y, sin embargo, lo que aquí se nos describe es una esperanza única.

La historia de los hombres está cargada de luces y sombras, de esperanzas y tragedias. Pero nuestra fe nos debe llevar a creer que “al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas” (Isaías 2,2).
Al final de los tiempos el bien vencerá al mal, la luz a las tinieblas, la justicia a la injusticia.

De esta manera podemos cantar, como lo han hecho generaciones de judíos y cristianos: “¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!”. (Sal 121).

A pesar de las incertidumbres, la caída de la sociedad del bienestar y las malas perspectivas económicas, “El nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas”...”será el árbitro de las naciones” (Isaías .2, 3). Los pueblos “de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas” (Isaías 2,4).

ESTAD PREPARADOS

Navidad se acerca.
Abramos nuestro corazón a Jesús para que entre en él por la puerta grande de alegría.
La Palabra de Dios que escuchamos hoy es una llamada a mantenernos en pie y a evitar instalarnos en este mundo caduco, como si fuera nuestra morada definitiva.

Las dos mujeres moliendo, a las que alude el evangelio, son una muestra palpable de que la misma actividad, por rutinaria que sea, puede vivirse de formas distintas.
Siempre es posible encontrar sentido, ilusión y esperanza en las mismas tareas de cada día, en las acciones más triviales de nuestra existencia.

Podemos dejar que la vida pase por nosotros sin apreciar su riqueza y dejándonos arrastrar por corrientes nihilistas o, al contrario, pasar por la vida valorando la plenitud del don que nos ha sido regalado, y consumiéndola en frutos de buenas obras.
Somos grandes, no por la magnitud de nuestras obras, sino por el amor que proyectamos en todo lo que hacemos.

Si nos “revestimos de Cristo” (Romanos 13,14), del vestido interior de nuestro corazón, su gracia iluminará nuestra vida.

Entonces, con los ojos bien abiertos, será también más fácil percibir las pequeñas luces de esperanza que brillan a nuestro alrededor y que son reflejo de la última esperanza a la que somos llamados.

Ante estas reflexiones, cabe preguntarme hasta qué punto estoy dispuesto a realizar el bello sueño de Isaías. No es necesario ir muy lejos. En mi casa, en el trabajo, en los contactos con mi comunidad de fe, en la calle y en cualquier lugar, si aporto mi positiva actitud, sembraré esperanza, alegría y ganas de vivir. No estoy solo; los demás me necesitan.

Sin mi sonrisa, mi entorno vivirá más triste; sin mi iniciativa para espabilar y entusiasmar a los que conviven conmigo, todo será más anodino y apagado; sin mi entrega amorosa, adormecerán los buenos sentimientos de otras personas.
Si soy capaz de contribuir con mi pequeño granito de arena, unido a otros muchos, el mundo cambiará.

Si Jesús es la fuerza motriz de mi vida, todo es posible, hasta las metas aparentemente más inalcanzables.

El viene en este Adviento tocando con suavidad en nuestras puertas, pidiendo nuestra limosna, demandando nuestro amor. Acojámoslo y digamos con todo el pueblo cristiano en marcha: ¡Ven, Señor, con tu misericordia, ven a salvarnos! (Antífona el aleluya).

¡FELIZ DOMINGO!

sábado, 27 de noviembre de 2010

viernes, 26 de noviembre de 2010

Lecturas


Los muertos fueron juzgados según sus obras. Vi la nueva Jerusalén, que descendía del cielo

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón, que es la serpiente primordial, el diablo o Satanás, y lo encadenó para mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y poso un sello encima, para que no pueda extraviar a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que estar suelto por un poco de tiempo. Vi también unos tronos y en ellos se sentaron los encargados de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje a la bestia ni a su estatua y no habían recibido su señal en la frente ni en la mano. Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años. Luego vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. A su presencia desaparecieron cielo y tierra, porque no hay sitio para ellos. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar entregó sus muertos, muerte y abismo entregaron sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después muerte y abismo fueron arrojados al lago de fuego-el lago de fuego es la segunda muerte-. Los que no estaban escritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego. Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios

En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán".

Palabra del Señor.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Lecturas


¡Cayó la gran Babilonia!

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: "¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante." Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: "Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones." Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: "Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos." Y repitieron: "Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos." Luego me dice: "Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.""

Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".

Palabra del Señor.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lecturas


Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero

Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios. Vi una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido a la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre; tenían en la mano las arpas que Dios les había dado. Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos."

Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".

Palabra del Señor.